Cuando una comida nos parece aburrida, o simplemente no nos gusta demasiado, no hay nada mejor que añadirle un poco de alegría y picante, esto lo podemos conseguir con una simple guindilla, por eso me pareció que mi blog debería llamarse "La guindilla alegre", porque que mejor condimento que la guindilla, para conseguir que tanto nuestra alimentación como nuestra vida tenga un poco mas de chispa y de gracia

sábado, 23 de marzo de 2013

Propiedades de la guindilla

Cuando una comida nos parece aburrida,  o simplemente no nos gusta demasiado, no hay nada mejor que añadirle un poco de alegría y picante, esto lo podemos conseguir con una simple guindilla, por eso me pareció que mi blog debería llamarse "La guindilla alegre", porque que mejor condimento  que la guindilla, para conseguir que tanto nuestra alimentación como nuestra vida tenga un poco mas de chispa y de gracia







La guindilla es un alimento de origen vegetal incluido en la dieta del hombre, de la familia solanaceae, género capsicum y especie frutescens. En lo que se refiere al tipo de alimento, pertenece al grupo verduras/hortalizas, y por sus características lo enmarcamos dentro de la rama frutos.

En cuanto al aspecto nutricional, es un alimento que destaca por su significativo aporte de vitamina C, carotenoides, vitamina B6 y agua. El resto de nutrientes presentes en este alimento, ordenados por relevancia de su presencia, son: potasio, vitamina B9, fibra, vitamina E, hidratos de carbono, magnesio, hierro, ácidos grasos poliinsaturados, vitamina B, vitamina B2, vitamina A, vitamina B3, calorías, fósforo, calcio, cinc, proteínas, grasa, ácidos grasos saturados, sodio, ácidos grasos monoinsaturados, selenio y yodo.

Por la concentración de vitamina C, la guindilla presenta propiedades antioxidantes que ayudan a neutralizar los radicales libres y a eliminar determinadas sustancias tóxicas, reduciendo la probabilidad de desarrollar cáncer. La vitamina C inhibe además el crecimiento de bacterias dañinas para el organismo, favorece el sistema inmunitario, previene enfermedades vasculares al reducir la tensión arterial, y es empleada en tratamientos contra alergias como el asma o la sinusitis. En cuanto al desarrollo del organismo, esta vitamina tiene un destacado papel en el mantemiento de cartílagos, huesos y dientes, ayuda a la absorción del hierro no hémico, y es imprescindible en la formación de colágeno, por lo que previene contra afecciones de la piel y contribuye a la cicatrización de heridas y quemaduras. También es sabido que mejora la visión y reduce la posibilidad de aparición de glaucoma y cataratas, además de combatir el estreñimiento por sus propiedades laxantes.

Debido a la elevada concentración de carotenoides, la guindilla actúa como antioxidante previniendo el envejecimiento celular y protegiendo el organismo frente a los radicales libres y la aparición de cáncer, a la vez que se aumenta la eficiencia del sistema inmunitario y se reducen las probabilidades de ataques cardíacos. Los carotenos son también requeridos por nuestro organismo para la formación de la vitamina A.

Por tratarse de un alimento con un importante aporte de vitamina B6, la guindilla favorece la formación de glóbulos rojos, células sanguíneas y hormonas, interviene en la síntesis de carbohidratos, proteínas y grasas, y colabora en el mantenimiento de los sistemas nervioso e inmune en perfecto estado, participando indirectamente en la producción de anticuerpos. La vitamina B6 -o piridoxina- reduce además los niveles de estrógeno, aliviando así los síntomas previos a la menstruación además de estabilizar los niveles de azúcar en sangre durante el embarazo. También evita la formación de piedras o cálculos de oxalato de calcio en el riñón.




La guindilla contiene un 92,00% de agua, y por lo tanto favorece la hidratación de nuestro organismo, al que debemos abastecer, incluyendo el consumo a través de los alimentos, con una cantidad de agua que oscila entre los 2,7 y los 3,7 litros, dependiendo de cada constitución, de la actividad física desarrollada, o de estados como el embarazo, la lactancia, enfermedad o exposición a fuentes de calor, circunstancias estas últimas donde las necesidades de consumo aumentan.

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